Óscar Masotta: Vanguardia y Revolución en los Años Sesenta. Parte I
A Roberto Jacoby, con quien tantas veces fantaseamos con este libro.
Nota: el texto que sigue es un estudio preliminar a la segunda edición de Revolución en el arte que sacará la editorial Mansalva en Buenos Aires en marzo 2017.
La primera edición de este libro
La primera edición de este libro, doce años atrás, se proponía como un llamado de atención ante un vacío evidente: los textos de Masotta sobre arte eran inconseguibles y casi no se leían. Aunque era reconocido en el campo intelectual argentino como crítico literario y sobre todo como introductor de Lacan en el psicoanálisis en América Latina y España, sus múltiples roles y territorios de intervención quedaban fragmentados y compartimentados, lejos de componer un itinerario intelectual articulado.
Hoy la trama en la que se inscribe esta reedición es bien distinta: diversas iniciativas (en particular el libro editado por Inés Katzenstein en el MOMA en 2004 Listen Here Now! Argentine Art of the 1960s) despertaron interés internacional sobre los ensayos y trabajos artísticos de Masotta generando un estimulante conjunto de revisiones críticas.
En los últimos años Masotta ha sido revisitado con insistencia por su producción teórica y también sus intervenciones artísticas, en particular sus happenings y obras de los medios. Teóricos, curadores y artistas han descubierto en Masotta un fértil semillero de ideas y experiencias reveladoras no solo para complejizar los relatos sobre la vanguardia artística de los sesenta sino también para considerar sus incidencias actuales, sus anticipaciones y sus caminos truncos.
Mencionaré algunas señales de este abrupto descubrimiento. El formidable ensayo que el escritor, cineasta e investigador franco-mexicano Olivier Debroise estaba escribiendo en 2008 cuando lo sorprendió la muerte (tan temprano y por ello más cruel), titulado “Mirando el cielo de Buenos Aires”, parte de la imagen de la espera del público a que llegara el helicóptero durante el happening de Masotta de 1966, para conectar las aportaciones de aquella vanguardia argentina a las transformaciones del arte contemporáneo. La curadora norteamericana Juli Carson, junto al artista multimedia Bruce Yonemoto, han propuesto una lectura de “El helicóptero” en clave lacaniana en un ejercicio que derivó en una instalación dentro de la exposición The Symbolic Landscape (Galería de Arte Universitaria de la Claire Trevor School of the Arts, Los Ángeles, 2013). La artista española Dora García viene impulsando desde 2014 su proyecto “Segunda Vez”, “que utiliza la figura de Oscar Masotta como desencadenante para una investigación sobre arte, política y psicoanálisis”, en cuyo marco repite los happenings de Masotta en San Sebastián, Buenos Aires, Bruselas, Oslo y otras ciudades. Por su parte, el curador francés Pierre Bal Blanc realizó en 2015 la conferencia-performance “Yo cometí un happening” en el MALBA, en Buenos Aires, repartiendo el dinero que recibía por dictar su conferencia entre todos los asistentes. El colectivo argentino Un Faulduo explora, en performances, fanzines y un reciente libro,[2] la pionera intervención de Masotta en el mundo de la historieta, que propuso por primera vez una lectura en clave semiótica de esa zona de la producción cultural y fue impulsor de la I Bienal de la Historieta. Carlos Masotta viene realizando hace años una película en proceso titulada “No conocí a Oscar Masotta”, y junto a Mario Cámara organizaron en 2015 las jornadas “Seis intentos frustrados para olvidar a Oscar Masotta” en la Biblioteca Nacional (Buenos Aires). También ese año, Federico Baeza y Fernanda Pinta inauguraron el ciclo “Archivo oral de arte latinoamericano” con la conferencia “Yo mismo Oscar Masotta” (en el Museo de La Ene, Buenos Aires), retomando el conocido texto autobiográfico con el que Masotta presentó su libro sobre Roberto Arlt en 1965.
Por último, desde 2013 estoy trabajando junto a Guillermina Mongan y Cloe Masotta, a partir de una invitación del Museo Universitario de Arte Contemporáneo de la UNAM (México), en una primera exposición retrospectiva sobre Oscar Masotta, titulada “La teoría como acción”, que tendrá lugar en México, Barcelona y Buenos Aires en 2017 y 2018.
Es este el contexto de la presente reedición, felizmente diferente a la coyuntura inicial de silencio y olvido. Aún con estos cambios, el estudio preliminar de aquella primera edición se mantiene tal cual, con pequeñas modificaciones, ajustes y actualizaciones. Un fantasma recorre el mundo: ojalá su paso espectral remueva algo del presente, y deje cabida a su capacidad de incomodar, desplazarse a lugares insólitos e idear conexiones inesperadas.
Estudio preliminar (2004) [3]
Hace pocos meses,[4] en una mesa redonda sobre vanguardias artísticas argentinas de la década del sesenta, alguien del público preguntó por cuál había sido el lugar de los críticos en ese proceso. Uno de los panelistas, artista protagónico de aquel período, tomó la palabra y recordó que fueron pocos los que desentonaron con la hostilidad reinante hacia la vanguardia: Aldo Pellegrini, Alberto Cousté, algún otro. No pude dejar de agregar otros dos nombres cruciales: el de Germaine Derbecq, la artista francesa que dirigió la galería Lirolay, crítica de arte en Le Quotidien, periódico de la colectividad francesa, y el de Oscar Masotta, quien fue mucho más que un crítico: teórico, impulsor y realizador de las tendencias experimentales desde mediados de la década. La reacción de enojo que la última mención desató en el pintor fue inmediata y enfática. Para él, Masotta no era más que un charlatán, un “aventurero de la palabra”.
Semejante pasión para descalificar a Masotta no es novedosa, pero no dejó de sorprenderme la persistencia de la acritud, pasados casi cuarenta años de sus polémicas intervenciones en el campo artístico. Parto de esta anécdota, porque la encuentro sintomática del modo en que la recolocación del nombre y la obra de Masotta en las diferentes esferas en las que intervino (la crítica literaria, la teoría y la práctica artística experimental, la difusión de la historieta, la introducción del psicoanálisis lacaniano en el mundo de habla hispana) es aún hoy objeto de pugnas, dispares evaluaciones e incluso silenciamientos.
Si su labor como crítico literario en los años ’50[5] y su rol como introductor de Lacan en América Latina y España[6] son reconocidos, sus textos sobre arte y sus intervenciones dentro de la vanguardia artística no concitan hasta ahora demasiada atención, incluso en los estudios especializados, y queda fuera del canon de la crítica de arte argentina o latinoamericana.[7] Hay, sin embargo, algunas señales que van en otro sentido, de las que quiere ser parte este libro:[8] de hecho, es la primera vez que sus escritos de arte se reeditan.
En este volumen se reúnen por primera vez los textos escritos por Masotta entre 1965 y 1968 sobre cuestiones artísticas. Aparecieron incluidos en sus tres libros, El pop art, Happenings y Conciencia y estructura, aparecidos entre 1967 y 1969, y centrados total o parcialmente en esa dimensión, en los que recopila y adapta intervenciones dispersas, conferencias, artículos publicados previamente en catálogos o revistas.[9]
En este estudio preliminar esbozo una serie de hipótesis que pretenden explicar el silencio en torno a su obra, y reponer las razones (sus aportes teóricos, su intervención destacada en una trama cultural precisa) que lo vuelven flagrante.
Un recorrido intelectual diseminado
Oscar A. Masotta es una figura crucial en la modernización del campo cultural argentino entre los ’50 y los ’70. Ha sido nombrado “un verdadero héroe modernizador”[10], “una sensibilidad prototípica de la década del sesenta” (Sarlo, 2001: 94-95) o -empleando la categoría de Pierre Bourdieu- un “escritor-faro”[11].
Nació en Buenos Aires el 8 de enero de 1930, en una familia de clase media del barrio porteño de Floresta. Su compañero de la Escuela Normal, Juan José Sebreli, escribió acerca de sus tempranas afinidades: “como yo quiso ser escritor, como yo fue autodidacta, como yo encontró en Sartre su primer maestro”. En la década del ’50, Masotta cursa irregularmente la carrera de Filosofía (que luego abandona) y es uno de los jóvenes escritores que animan la bohemia universitaria en el entorno de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA). Trabaja un tiempo en la institucional Revista de la Universidad de Buenos Aires (RUBA) y publica algunos artículos e incluso un cuento en Centro, que editaba el Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras.[12] Pero fue en Contorno, la mítica revista dirigida por Ismael y David Viñas, aparecida entre 1953-59, en donde empezó a tomar cuerpo su proyecto intelectual. En sus páginas, atravesadas por la impronta existencialista del intelectual comprometido, se asume una inusual autocrítica ante las posiciones casi unánimes del campo cultural ante del peronismo, y se inaugura un nuevo tipo de crítica[13] que subvierte y amplia el canon literario definido desde la hegemónica revista Sur. Contorno también toma distancia de otras posiciones vinculadas a la izquierda orgánica, “el Partido Comunista y sus intelectuales afines; los ensayistas que apoyaban “críticamente” al nacional-populismo desde la izquierda —como Jorge Abelardo Ramos—, y, en forma menos explícita, el peronismo en el poder y su política cultural”.[14]
Dentro de la revista, el trío formado por los más jóvenes (Masotta, Sebreli y Carlos Correas) “recogía la influencia sartreana de una manera más fuerte y directa, a la que se incorporaban sus primeras lecturas de Hegel y Marx”[15], cruce que implicó también un corrimiento respecto del paradigma marxista ortodoxo.
Cierta aproximación del trío al peronismo –más cercana al histrionismo que a la afinidad ideológica- se traduce en gestos de provocación frente al antiperonismo dominante en el campo intelectual (es conocida la anécdota de que repartían estampitas de Perón y Evita a escandalizados intelectuales seguramente antiperonistas reunidos en el Bar Cotto[16]), y derivó en la fugaz colaboración de Masotta y Sebreli con el periódico Clase Obrera, su primera (y, en un sentido estricto, única) experiencia política orgánica. Se trataba del órgano de difusión del Movimiento Obrero Comunista (MOC), dirigido por Rodolfo Puiggrós, quien había roto con el Partido Comunista cuestionándole su adhesión a la coalición golpista de la Revolución Libertadora, en su gesta de “batir al naziperonismo”. El MOC postulaba, en cambio, una articulación entre peronismo y marxismo, entre proletariado e intelectualidad, búsqueda que algunos años después signaría los postulados de parte de la Nueva Izquierda.
El impacto en Masotta de la fenomenología existencialista, en especial la analogía explícita con el Saint Genet, comediante o martir (1963) de Sartre, y su emulación de la elegancia estilística de Merleau-Ponty es evidente en Sexo y traición en Roberto Arlt, el primer libro de Masotta, publicado por Jorge Álvarez en 1965, que reúne artículos dispersos en diversas revistas en los años previos.
En los años ’60, luego de una crisis psíquica ocasionada por la muerte de su padre, sus lecturas rumbean, ávidamente, hacia el estructuralismo: la antropología de Claude Lévi-Strauss, los análisis del mito, la moda, la fotografía, de Roland Barthes, la lingüística de Roman Jakobson. “A través de la influencia de Masotta comienza a ser discutida la posible pertinencia de la naciente semiología para el análisis de los objetos y las experiencias ‘estéticas’”, afirma Verón,[17] quien lo considera “un excelente ejemplo de cómo una cierta influencia del estructuralismo se incorpora a un mundo ideológico extremadamente complejo”.[18] Sus referencias incorporan también a los formalistas rusos (Propp), a integrantes de los movimientos históricos de vanguardia (Schwitters, Lissitsky), a semiólogos y filósofos como Eco, Peirce, Bateson, McLuhan, Sontag, y al psicoanálisis no solo a partir de Freud sino fundamentalmente a través de Lacan. Se trata de autores e ideas provenientes de distintos paradigmas, en buena medida emergentes en los ‘60. Sus herramientas analíticas pueden pensarse formando parte de lo que él mismo denomina un “estructuralismo ahora completamente ensanchado” (CyE 294), que se abre al estudio de los problemas de la comunicación masiva y las audiencias.
En 1964 funda, junto al arquitecto y diseñador experimental César Jannello, el Centro de Estudios Superiores de Arte de la Universidad de Buenos Aires, en donde investiga y dicta célebres seminarios.[19] Allí es nombrado en 1965 investigador con dedicación exclusiva de la Facultad de Arquitectura (UBA), cargo que pierde en 1967 cuando es cesanteado durante la dictadura de Onganía –como muchísimos otros docentes e investigadores-. Entonces, se vincula más estrechamente al Instituto Di Tella, a través del Comité de Adherentes.
A lo largo de los años ’60, y con mucha mayor concentración entre 1965 y 1967, Masotta orienta su atención a las producciones artísticas experimentales (el arte pop, los happenings, el arte de los medios) y hacia los objetos de la cultura de masas, en particular la historieta, género que difundió a través de libros,[20] la organización, en 1968, de la I Bienal Mundial de la Historieta en el Instituto Di Tella, considerada “la expresión más acabada del encuentro entre arte y cultura de masas” (Vázquez, 2010, p. 79), y los tres números de la revista LD. Literatura Dibujada, que realizaba junto a Oscar Steimberg.[21] Su interés por la historieta es innovador al colocar un producto de la cultura de masas, de la cultura “baja”, como objeto privilegiado de análisis e interpretación desde nuevos paradigmas, además de subrayar su condición estética al exponer producciones locales y extranjeras en la institución que mayor visibilidad y prestigio otorgaba a la vanguardia. Busca estudiar los efectos ideológicos de los mensajes de masas, para lo que sería necesario desplazarse del estudio de los mensajes al de las audiencias.[22] Al respecto, afirma Sarlo: “era el surgimiento de una nueva sensibilidad a través de la incorporación de estas nuevas formas discursivas (…), ya que los intelectuales de la década del ‘50 tendían a ubicarse solo en relación con la cultura ‘alta’”.[23] Andreas Huyssen (2002) considera que las neovanguardias sesentistas (en especial el arte pop) afectan la “gran división” entre cultura alta y cultura de masas, establecida por la modernidad y teorizada especialmente por Adorno, al establecer puentes, cruces o fusiones entre ambas esferas concebidas como irreconciliables. Justamente, Masotta llevó a cabo una operación de ese orden.
Aunque la primera referencia de Masotta a Lacan data de una nota al pie de 1959[24], y ya en 1963 dicta su primer seminario sobre su obra en la Escuela de Psiquiatría Social fundada por Enrique Pichon- Rivière, es diez años después cuando se dedica a la formación de núcleos de estudio de las ideas del psicoanalista francés. Su labor pionera es reconocida por el lacanista francés Jacques-Alain Miller cuando escribe: “Es la obra de un asombroso argentino, Oscar Masotta, gracias al que la enseñanza de Lacan conoció una difusión que se extendió a todo el mundo hispánico, durante los años sesenta”.[25]
Cuando partió –a fines de 1974– al exilio europeo, amenazado por parapoliciales y hostigado por el clima de persecución y violencia política creciente, acababa de fundar la Escuela Freudiana de Buenos Aires, iniciativa que replicó más tarde en España, adonde murió muy pronto, el 13 de septiembre de 1979, afectado por un cáncer.
- 1. Investigadora del CONICET, profesora de la Universidad de Buenos Aires.
- 2. La historieta en el (faulduo) mundo moderno, Buenos Aires, Tren en movimiento, 2015.
- 3. Aunque este texto lleve solo mi firma y sea yo la única responsable de lo que en él se afirma, la investigación aquí condensada fue realizada en común con Mariano Mestman desde comienzos de los años noventa. A él, mi reconocimiento.
- 4. Me refiero a la mesa redonda “Las vanguardias artísticas: sus orígenes. Experiencias en la Argentina en la década del 60-70”, en el Centro Cultural de Cooperación, Buenos Aires, el 15 de abril de 2004. Puede consultarse la desgrabación en: http://seminario-arteypolitica.blogspot.com.ar/2007/02/ensayos.html
- 5. Cfr. Alberto Giordano, Modos del ensayo. Jorge Luis Borges y Oscar Masotta, Rosario, Beatriz Viterbo, 1991, y Hernán Scholten, Oscar Masotta y la fenomenología, Buenos Aires, Atuel, 2001.
- 6. Véase, entre otros, los volúmenes de Germán García, Oscar Masotta y el psicoanálisis del castellano, Buenos Aires, Punto Sur, 1991, y Oscar Masotta. Los ecos de un nombre, Buenos Aires, Atuel, 1996, y los capítulos relativos a Masotta del libro de Mariano Plotkin, Freud en las pampas, Buenos Aires, Sudamericana, 2003.
- 7. Esa exclusión salta a la vista, por poner un ejemplo reciente, en el reciente encuentro de muchos de los más sobresalientes historiadores y críticos de arte del continente, titulado “La crítica de arte latinoamericana y chicana desde los años cuarenta: entre la modernidad y la globalización”, auspiciado por la Fundación Rockefeller, en Bellagio, Italia, entre el 24-28 de noviembre de 2003. Los únicos argentinos incluidos fueron Jorge Romero Brest y Marta Traba.
- 8. La más contundente fue la decisión de Inés Katzenstein, la editora del MOMA (Nueva York) de incluir una importante selección de textos de Masotta en la monumental antología documental sobre arte argentino de los sesenta Listen, Here, Now! Argentine art of the Sixties (Nueva York, MOMA, 2004). También, la insistencia de Roberto Jacoby, que puede rastrearse en sus textos incluidos en: Izaguirre, Marcelo (1999), VVAA (2000), y en el dossier dedicado a la noción de desmaterialización incluida en la revista ramona nº 9-10, Buenos Aires, diciembre de 2000. Mariano Mestman y yo también hemos tratado el tema (1995, 2004).
- 9. El único libro que se reeditó hace más de una década es Conciencia y estructura (Buenos Aires, Corregidor, 1990), del que se incluyen aquí los dos artículos relativos a cuestiones artísticas. La primera ocasión en la que Masotta escribió sobre artes visuales se remonta a 1962, cuando firma un breve prólogo a una muestra del escultor informalista Miguel Ingoglia en la galería Rioboo. La decisión de excluirlo de esta antología responde a que el mismo Masotta lo dejó fuera de sus propios libros, seguramente porque no se integraba (en el marco teórico y en el carácter de la obra) con los textos de su período de mayor producción en y sobre arte contemporáneo, que se concentra a mediados de la década.
- 10. Sigal, Silvia, Intelectuales y poder en la década del sesenta, Buenos Aires, Puntosur, 1991.
- 11. Entrevista a Beatriz Sarlo en: King, John, El Di Tella y el desarrollo cultural argentino en la década del sesenta, Buenos Aires, Gaglianone, 1985. En el mismo sentido, Mariano Plotkin lo destaca como “uno de los intelectuales más influyentes de la década del ‘60”, en: Freud en las pampas, Buenos Aires, Sudamericana, 2003.
- 12. De acuerdo a su legajo, se desempeñó en “un cargo clase D - grupo VII” entre el 29 de enero de 1958 y el 6 de mayo de 1964 en el Rectorado de la Universidad de Buenos Aires.
- 13. Verón, Eliseo, “Acerca de la producción social del conocimiento: el ‘estructuralismo’ y la semiología en Argentina y Chile”, en: revista Lenguajes, Año I nº 1, abril de 1974, Buenos Aires, p. 108.
- 14. Jorge Cernadas, Estudio Preliminar, en: Contorno, Edición digital facsimilar completa, Buenos Aires, Cedinci-NYU, 2001.
- 15. Mangone, Carlos y Warley, Jorge (comp.), Contorno, Buenos Aires, CEAL, 1993, pp. III-IV.
- 16. Mangone y Warley mencionan “la exhibición de fotografías de Juan Domingo y Eva Perón en lugares frecuentados por la oposición fubista e intelectual”. Op. cit. Jacoby sugiere provocativamente que estas acciones podrían leerse como “la primera performance argentina” (entrevista, 2003).
- 17. Verón en: Izaguirre, 1999, p. 92.
- 18. Eliseo Verón, “Acerca de la producción social del conocimiento: el ‘estructuralismo’ y la semiología en Argentina y Chile”, op. cit., p. 108.
- 19. Este centro estaba instalado en el mismo edificio de Corrientes al 2100 donde hoy funciona en Centro Cultural Ricardo Rojas.
- 20. Fue en este terreno un difusor de excelencia, también poco reivindicado hasta hoy con la notable excepción de Oscar Steimberg. Dos libros de Masotta están centrados en este género: Técnica de la historieta (Buenos Aires, Ed. de la Escuela Panamericana de Arte, 1966) y La historieta en el mundo moderno (Buenos Aires, Paidós, 1970). (Nota a la segunda edición: Este panorama ha variado en los últimos años, a partir de la investigación sobre historieta que vienen desarrollando autores como Laura Vázquez, Mara Burkat, Laura Fernández y otros).
- 21. LD. Literatura dibujada. Serie de documentación de la historiera mundial (Buenos Aires, n° 1: nov. 1968; n° 3: enero 1969). Dir.: Oscar Masotta. Publicada por Summa-Nueva Visión.
- 22. “Reflexiones presemiológicas sobre la historieta: el ‘esquematismo’”, en: Conciencia y estructura, Buenos Aires, Jorge Álvarez, 1969.
- 23. Sarlo en King, op. cit.
- 24. En “La fenomenología de Sartre y un trabajo de Daniel Lagache”, publicado en la revista Centro, nº 13, 1959, Buenos Aires.
- 25. En contratapa de Germán García, Oscar Masotta y el psicoanálisis del castellano, op. cit.